Consigna de reseña: "Las cosas que perdimos en el fuego" de Mariana Enríquez
Cuento seleccionado: “las cosas que perdimos en el fuego”, de Mariana Enríquez.
200 páginas.
Por Micaela Zac
El mundo de Mariana Enríquez termina, sin intención propia, volviéndose el mismo que el nuestro. Bastan pocas palabras para adentrarse, respirarlo y no olvidarlo. Con la cotidianeidad transformada en una experiencia perturbadora y mal sueño, el lector se encuentra con historias inquietantes las cuales no logrará desprenderse fácilmente. En una entrevista al diario argentino “Página 12” de 2016, Mariana Enríquez dijo: “traducir el terror es trabajarlo desde el realismo y usar cosas que nos den miedo a todos por algún motivo cultural, político o psicológico”. Esto desarrollado es lo que la autora busca lograr con el libro.
“Las cosas que perdimos en el fuego” es una antología de doce relatos de terror publicada en el año 2016 de la autora recientemente mencionada, Mariana Enríquez. El libro fue un éxito crítico y de ventas, traducido a más de quince idiomas. Asimismo, ayudó a la autora a consolidarse como la escritora argentina de literatura de terror más relevante del momento. Al principios de 2017, año siguiente de ser publicado, el libro ganó el premio Ciutat de Barcelona en la categoría de literatura castellana. En su decisión, el jurado destacó el libro mencionando: “combina en sus relatos naturalidad de estilo, sin patetismo melodramático y con dosis de humor negro y ácido, para minar la cotidianidad con subsuelos inquietantes”. Además, el libro obtuvo el tercer lugar en el Premio Nacional de Letras de Argentina en la categoría “Cuento y Relato”.
En los doce relatos, el terror se combina con un mundo ficcionado que resulta cercano al nuestro. Cualquier lector lo puede sentir propio y, por lo tanto, sentirse identificado con el mundo relatado en las historias. Se trata de generar una incertidumbre de miedo real, pues las cosas que cuenta son tan corrientes en el día a día que el lector llega a preguntarse por qué no le pasaría a él, si suceden en la calle, en su barrio, en su país, con sus amigos o con su pareja. Uno se pone a pensar que esa angustia también le puede llegar debido al mundo en el que vivimos. Si bien cada cuento trata su propia historia, es verdad que todos en conjunto tienen puntos en común. Por un lado, el principal es que todos, excepto uno, se encuentran desarrollados en Argentina. Una Argentina de pie, con gente de calle, situaciones de violencia de género, pobreza, desigualdad, desórdenes alimenticios y depresión. Por otro lado, otro punto en común, quizá el más relevante, es que estas historias no se adhieren a los elementos típicos del horror tradicional. Es decir, no incluyen monstruos o situaciones de miedo comunes, sino que exploran aspectos más sobrenaturales o contienen una cantidad significativa de violencia y asesinatos.
Me detendré en analizar uno de aquellos doce relatos, “las cosas que perdimos en el fuego”. Este es el último de la recopilación, un cuento de horror distópico que da título al libro. Fue inspirado por el femicidio de Wanda Taddei, una joven sobre la cual su esposo roció alcohol y posteriormente la prendió fuego. Es un relato desgarrador que se centra en la violencia de género que sufren las mujeres en Argentina, y la falta de información con la que se las educa por culpa del Estado. No hay mucho de terror en él, pero lo que invita a reflexionar es algo que genera miedo de verdad.
La historia que da pie al tema central comienza con una mujer que ha sufrido quemaduras en gran parte de su cuerpo, desfigurando toda su cara. Su historia, lamentablemente, es común en las mujeres ya que, sin que nadie sepa por qué, muchas terminan sufriendo lo mismo: hombres que queman vivas a sus mujeres. Luego, aquellas que logran vivir son los monstruos de la sociedad a las que miran con desprecio o miedo. No a los hombres, a ellas. Por esta razón, las mujeres empiezan a tomar decisiones para cambiar el canon de belleza, simplemente que aquellas decisiones no son lo que el lector espera encontrar. El hecho en el que las mujeres deciden alzar su voz, para marcar su mensaje, es una impactante revelación que sacude profundamente la percepción de la realidad.
Mariana Enríquez logró sumergirme en su universo, me atrapó su mundo de terror cotidiano desde la perspectiva que tengo como mujer de la sociedad en la que vivimos. La historia “las cosas que perdimos en el fuego” fue un gran descubrimiento, despertó mi interés la crítica social que se produce ante nuestro mundo, la forma en comunicar la violencia de género y cómo se busca marcar un mensaje alzando la voz. Esta historia definitivamente abrirá tu mente, te dejará escalofríos y un mensaje digno de recibir.
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