El último cumpleaños

 A Sara le encanta festejar su cumpleaños en la casa de sus abuelos, Mirta y Raúl. Desde que tiene 4 años que lo celebra allí. 

Antes, los cumples los festejaban en el patio. Ahora, por temas de protección, Sara tiene que conformarse con el sótano en su cumpleaños número 8.


Ya van dos cumpleaños en los que no tiene la posibilidad de salir al patio, o del todo mejor dicho. Sus padres, Anna y Martín, le prometieron que en el próximo ya iba a poder salir.


Sara sospechaba que era falso porque hace un año le habían dicho lo mismo, pero no sucedió. No cumplieron con su promesa.


A Sara siempre le encantaron los marcadores color pastel. Como no tenía una ocasión para utilizarlos, comenzó a contar los días para su próximo cumpleaños con su marcador favorito. El color celeste. 


En las paredes se iban sumando marcas por cada semana que pasaba, y cuando terminaba el mes, trazaba la raya final.


Cada vez se sumaban más personas al sótano. Primero estaban ella, sus padres y abuelos. Tiempo más tarde se sumaron sus tíos, Carlos y Rebeca. Luego Hernán, su padrino.


Siempre que se sumaba una persona nueva dejaban una especie de estampa en una caja marrón. La madre la escondía como si su descubrimiento fuese el fin del mundo.


Sara siempre se preguntaba qué había en aquella caja que la madre guardaba con tanto misterio. Notaba que las estampas eran amarillas, parecían estrellas. Ella era muy chica para poder recordar que en un momento también las utilizó.


Intentaba encontrar momentos para mirar de cerca lo que ocultaba aquella caja, buscaba confirmar que significaban aquellas estrellas. 


“Son para identificar nuestra religión, hay gente que busca saber de dónde venimos para saber en dónde terminamos” Le comenta el padrino cuando la atrapó espiando. 


El padrino no comentó nada más, y Sara continuaba sin entender por qué era algo para mantener en secreto. No comprendía por qué la escondían de ella.


A las 20.00 todos se situaban en la mesa para escuchar la radio. A Sara la mandaban a su cuarto para que no escuchara, pero ella se las ingeniaba para poder entender qué estaba sucediendo.


¿Por qué hace dos años festeja su cumpleaños en el sótano? ¿Por qué no puede ir al patio? ¿Por qué su mamá y su papá dejaron de trabajar? ¿De quienes se esconden?


Sara escuchó por la radio que un grupo de Nazis iban a invadir Polonia, donde ella vivía. 


“¿Quienes son los Nazis mamá?” Pregunta Sara. 


“Te dije que no salgas de tu cuarto Sara” Le responde la mamá. 


La noche siguiente, Sara empezó a escuchar ruidos muy fuertes, gritos de hombres. Estaban intentando entrar a la casa. Preguntaban por su familia de forma violenta.


Encontraron la caja. Los empezaron a sacar uno por uno del sótano de manera abrupta, desesperada y rápida. 


“Quema la caja, yo me los llevo a ellos” Dijo uno de los Nazis. 


Fue ese momento en el que Sara comprendió su misterio, el por qué se guardaba como si su descubrimiento fuese el fin del mundo. 


“No me sueltes, Sara” Dijo la mamá.


“No me sueltes nunca” Repitió.


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